Diezmar es reconocer que todo lo que tenemos viene del Señor. Significa devolver una pequeña parte de todo lo que Dios derrama en nuestras vidas. Cuando tenemos un corazón agradecido, ciertamente damos con alegría.
El dinero no es algo malo: es neutro, lo que significa que podemos hacer cosas buenas o malas con él. Si amamos el dinero, ciertamente no amamos a Dios. Por eso, cuando somos capaces de dar a Dios parte de nuestro dinero, estamos confiando en Él y rompiendo el poder del dinero en nuestras vidas.
A lo largo de la Biblia, encontramos una serie de versículos que abordan los diezmos y las ofrendas, proporcionando orientación sobre su significado y propósito en la vida de los creyentes.
En esta recopilación, exploraremos 12 versículos clave relacionados con los diezmos y las ofrendas, que nos ofrecen una visión más profunda de esta práctica espiritual y cómo se conecta con nuestra relación con Dios y con nuestra comunidad. Estos versículos nos animan a ser generosos, a confiar en la provisión divina y a reconocer la importancia de dar de manera alegre y voluntaria. A través de estas palabras sagradas, descubriremos la importancia de los diezmos y las ofrendas en nuestra vida espiritual y en la construcción de un sentido de comunidad y responsabilidad compartida en la fe.
1) Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. (2 Corintios 9:7)
2) ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. (Malaquías 3:8)
3) Hay quienes reparten, y les es añadido más; Y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza. (Proverbios 11:24)
4) Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante. Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento. (Marcos 12:41-44)
5) Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová. (Levítico 27:30)
6) Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. (2 Corintios 9:6-7)
7) Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir. (Lucas 6:38)
8) Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto. (Proverbios 3:9-10)
9) En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir. (Hechos 20:35)
10) Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo 6:33)
11) Indefectiblemente diezmarás todo el producto del grano que rindiere tu campo cada año. (Deuteronomio 14:22)
12) Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. (Mateo 6:21)
Conclusión:
A lo largo de esta recopilación de 12 versículos sobre los diezmos y las ofrendas, hemos explorado la riqueza de enseñanzas que la Biblia nos ofrece sobre esta importante práctica espiritual. Estos versículos nos instan a ser generosos, a confiar en la provisión divina y a reconocer que todo lo que tenemos proviene de Dios. Nos recuerdan que los diezmos y las ofrendas son una expresión de gratitud y devoción hacia nuestro Creador, así como un medio para apoyar la obra de Dios en la tierra.
También hemos aprendido que dar de manera alegre y voluntaria es fundamental, ya que Dios ama al dador alegre. Los diezmos y las ofrendas no son simplemente una obligación, sino una oportunidad de participar en la construcción de la comunidad y en la extensión del amor y la ayuda a aquellos que lo necesitan.
En última instancia, estos versículos nos animan a confiar en la fidelidad de Dios para suplir nuestras necesidades y a reconocer que nuestras ofrendas, por modestas que parezcan, pueden ser parte de un plan más grande en el propósito de Dios. A medida que reflexionamos sobre estas escrituras, que nos sirvan como inspiración para vivir vidas de generosidad, gratitud y amor hacia Dios y hacia nuestros semejantes, sabiendo que nuestras ofrendas contribuyen a la construcción del Reino de Dios en la tierra.