Hechos hijos de Dios – Juan 1:12-13

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. (Juan 1:12-13)

Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. (1 Juan 3:1 ) .


 

La Biblia describe así nuestro estado original: “No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Romanos 3:10-12).

A primera vista podríamos pensar que esta afirmación es exagerada, ¡que no todos somos así! Sin embargo es así como Dios nos ve, pues conoce todo lo que hay en nuestros corazones: los pecados, las mentiras, las mezquindades, la amargura, la hipocresía… Como es santo, no puede aceptarnos junto a él en tal estado.

in embargo Dios nos ama y no nos rechaza. Quiere darse a conocer como un Padre. ¿No le parece extraordinario? Pero para ello hay que cumplir dos condiciones: reconocerse pecador y creer en la obra de Jesucristo.

 

Para Jesús, esta obra de amor consistió en morir para llevar en nuestro lugar el castigo que nosotros merecíamos, y así librarnos definitivamente de la condenación. Ese es el sacrificio que debemos aceptar como un regalo del más grande valor. No podemos comprarlo por nuestros propios medios. Es Dios mismo quien declara justos a los hombres, como respuesta a su fe, y hace de ellos sus hijos. Esto le costó muy caro, es decir, la vida de su Hijo (Romanos 3:22).

 Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. ( Efesios 5:2 )