Yo soy el Señor tu Dios. Yo te saqué de Egipto, del país donde eras esclavo. (Éxodo 20:2)
Dios nos rescató de la esclavitud y reveló su identidad de manera impactante ante Moisés, justo antes de proclamar los 10 mandamientos. De esta manera, Dios afirmó su autoridad y recordó lo que ya había hecho en el pasado.
Antes de hablar sobre el porvenir, Dios mostró su continuo compromiso con sus hijos, no los abandonó en Egipto y siguió siendo su Dios. Tras esta presentación, Dios proporcionó directrices al pueblo sobre cómo mantenerse en libertad y obedecerle.
La liberación no es solo un evento puntual, Dios anheló que permanezcamos en libertad. Así como envió a Jesús como la Palabra viva para el pueblo hebreo, Dios nos ofrece la oportunidad de renacer y aprender continuamente junto a Jesús.
La libertad es un proceso constante, y Dios desea que permanezcamos en esa libertad.
¡Sigue siendo libre!
- La mejor manera de mantener esta libertad es sumergirse en la Palabra de Dios, donde encontramos orientación para nuestra vida.
- Dios desea que utilicemos nuestra libertad para glorificar su nombre. Que nuestra vida sea un instrumento en las manos de Dios.
- Además, Dios nos insta a llevar la palabra de libertad a aquellos que están cautivos. En el mundo hay muchas personas que necesitan ser liberadas.