Miguel Núñez / La fidelidad de Dios obra a través de Su providencia (parte II)

El pastor Miguel Núñez continúa la serie “Hasta los confines de la tierra” predicando la segunda parte del mensaje “La fidelidad de Dios obra a través de Su providencia” basado en Hechos 7:20-45.

El mensaje previo se basó en el resumen del periodo patriarcal de Esteban. A través de esta historia, Esteban enseña como Dios se reveló como un Dios soberano. Los próximos versículos (Hechos 7:20-30) demuestran la providencia de Dios en la era de Moisés, específicamente, en su vida temprana.

Esteban comienza este pasaje describiendo a Moisés como hermoso a la vista de Dios porque era un instrumento escogido y especial. En el tiempo del nacimiento de Moisés, el rey implementó un edicto ordenando la matanza de niños judíos para controlar la población. En esto podemos ver el reino de las tinieblas intentando detener los que Dios ha prometido, algo que ocurre de nuevo antes del nacimiento de Jesús. La providencia de Dios permitió la llegada de estas amenazas con la intención de demostrar que nada ni nadie puede ir contra los planes del Señor. Dios salva la vida de Moisés y lo lleva a el palacio del faraón a través de una canasta en las aguas como un hijo adoptado. En su juventud, Moisés recibió la mejor educación en la mitología egipcia, creándolo en lo que Esteban describe como un hombre poderoso en palabras y en hechos. Aun así, en sus años tempranos, Moisés no estaba listo para la tarea que Dios tenía para él; Dios no le mueve el corazón a darle libertad al pueblo judío hasta los 40 años.

Lo que sigue en la vida en la vida de Moisés era una época de desierto, algo que nunca se escapa de la providencia de Dios. A veces el paso de Dios nos parece lento porque vivimos limitados por el tiempo, pero todo los que ocurre como Dios lo orquesta. A los 40 años, Moisés no estaba listo para la tarea de Dios, y es por esto que necesitaba tiempo en el desierto. Al igual, los desiertos espirituales en nuestras vidas son un tiempo de prueba para examinar nuestros corazones. No es un tiempo a parte de Dios, es un tiempo en el cual Dios trabaja en nosotros. Es increíble pensar que Dios comenzó a usar a Moisés a sus 80 años. Sus 40 años en el desierto eran necesarios para estar listo para los planes del Señor.

A partir del versículo 30, comenzamos a ver la providencia de Dios en el llamado inicial de Moisés. Al igual de pasó con Abraham, pasa con Moisés: Dios se le revela. En ese momento Moisés comienza a conocer a otro Dios: un Dios eterno y capaz de revelarse, a diferencia de los dioses que conocía de su educación en mitología egipcia. Este Dios que Moisés conoce, no es el que el sanedrín conoce y es por esto que estaban acusando a Esteban.

Moisés llegó a ser el gran Moisés por la providencia de Dios, orquestando momentos comunes para llegar a algo extraordinario. En esencia Dios hizo esto exponiendo a Moisés a Su carácter. Dios se demostró como un Dios santo, soberano y misericordioso. Para tener un mejor caminar, debemos conocer a muestro Dios de una forma personalmente cercana. Es la exposición al carácter de Dios que deja huellas en tu corazón y marca tu vida.

Del versículo 35 en adelante, vemos la providencia de Dios en el ministerio de Dios. Aquí Esteban recuenta como Dios levanta a Moisés y lo hace gobernante con sabiduría. Lo que Esteban está tratando de demostrar es que aún con todo lo que Dios hizo en la vida de Moisés, su pueblo lo rechazó, al igual que los sanedrines estaba haciendo. Al reclamar esto, Esteban sabía que su vida estaba en peligro, pero no le importó por que vio la verdad de Dios en juego. Prefirió dar su vida que mantenerse en silencio.

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