En los abrazos del Padre celestial,
Se encuentra un amor sin igual,
Como un río de gracia que fluye sin cesar,
Nos envuelve y nos lleva a un lugar especial.
En cada amanecer y en cada anochecer,
Su amor se revela sin temer,
Como un faro que guía en la oscuridad,
Nos muestra el camino hacia la eternidad.
En la cruz, Jesús demostró su amor,
Entregando su vida con fervor,
Por nosotros, pecadores, sin merecer,
Nos dio salvación para renacer.
Su amor es más grande que el universo,
Más profundo que el más profundo verso,
Insondable, inmutable, sin fin,
Nos rodea, nos sostiene, nos hace sentir.
Aunque erramos, Él nunca nos abandona,
Su amor perdura, nos transforma y nos corona,
Como hijos amados, nos llama a su lado,
Para vivir en comunión, en amor entregado.
¡Oh, cuán grande es el amor de Dios,
Que nos sostiene en medio del caos,
Que nos perdona y nos da nueva vida,
Que nos llena de gozo y nos da salida!
Que este amor divino nos inspire cada día,
A amar como Él ama, con fervor y alegría,
Y que en cada paso, en cada decisión,
Reflejemos su amor con devoción.
Por: Tanase Nicolae