Dios ha hablado y sigue hablando (Isaías 65:12)

Yo también os destinaré a la espada, y todos vosotros os arrodillaréis al degolladero, por cuanto llamé, y no respondisteis; hablé, y no oísteis, sino que hicisteis lo malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que me desagrada. (Isaías 65:12)

 


Incluso antes de que el hombre fuese creado, la Palabra de Dios ya existía. Cada etapa de la creación fue anunciada por esta frase: “Y dijo Dios” (Génesis 1:3,6,9,11,14,20, 24,26). “Él dijo, y fue hecho” (Salmo 33:9). 

Dios se dirigió a su pueblo en el Monte Sinaí. Sus palabras fueron tales que quienes oyeron la voz “rogaron que no se les hablase más”, e incluso Moisés temblaba (Hebreos 12:18-21). Pero no obedecieron la ley divina (Hechos 7:53). 

Dios habló por los profetas (Hebreos 1:1), pero no lo escucharon. “Mataron a los que anunciaron de antemano la venida del justo (Jesús)” (Hechos 7:52). 

¿Se cansará Dios de hablar a los hombres? No, pues su amor lo contribuye. “Teniendo a un hijo suyo, amado, lo envío…” (Marcos 12:6). Dios ha hablado por su hijo (Hebreos 1:1), el “Verbo”, la “Palabra” (Juan 1:1,14). Y sigue hablando, pero muchos no quieren escuchar (Job 33:14). A veces habla fuerte, por medio de catástrofes naturales o epidemias, a un mundo que permanece sordo. Pero ¡escuche bien! Jesús dice: “El que oye mi palabra, y cree al que me envió tiene vida eterna… ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24). “Oíd, y vivirá vuestra alma”( Isaías 55:3).

Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José? (Lucas 4:22)

Los alguaciles respondieron: !!Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre! (Juan 7:46)