La Parábola del Sembrador -(Charles Haddon Spurgeon Español)
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n Sermón predicado la mañana del Domingo 15 de Abril, 1860
por Charles Haddon Spurgeon
En Exeter Hall, Strand, Londres.
“Juntándose una gran multitud, y los que de cada ciudad venían a él, les dijo por parábola: el sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, y fue hollada, y las aves del cielo la comieron. Otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad. Otra parte cayó entre espinos, y los espinos que nacieron juntamente con ella, la ahogaron. Y otra parte cayó en buena tierra, y nació y llevó fruto a ciento por uno. Hablando estas cosas, decía a gran voz: El que tiene oídos para oír, oiga.” Lucas 8: 4-8.
En nuestro país, cuando un sembrador sale con su semilla, entra a un campo cercado y comienza de inmediato, con debido orden y precisión, a esparcir la semilla de su canasta a lo largo de cada camellón y cada surco; pero en el Oriente, el campo de cultivo, que está muy cercano a la aldea, es una vasta planicie desprovista de cercas. Es cierto que el terreno está dividido en diferentes propiedades, pero no hay vallados, no hay divisiones, excepto los lindes antiguos, o tal vez, en raras ocasiones, un simple muro de piedras que se utiliza para dividir un campo de otro. A lo largo de estas tierras comunales y completamente abiertas, hay veredas, las más frecuentadas de las cuales se llaman calzadas. No deben imaginarse que estas calzadas sean en el menor grado como nuestros caminos macadamizados, sino son simplemente veredas frecuentadas, que quedan tolerablemente apisonadas. Por aquí y por allá hay atajos, sobre los cuales pueden andar los viajeros que deseen evitar el camino público buscando un poco más de seguridad, cuando el camino principal está infestado de ladrones, y el apresurado peatón puede encontrar un atajo a través de la planicie, y abre así un nuevo camino para otros que viajen en la misma dirección.