Estos versículos de hoy narran el primer sermón de Pedro, que se realizó inmediatamente después del derramamiento del Espíritu Santo y muestra que estaba completamente recuperado de su caída y cabalmente restaurado al favor divino. Porque el que había negado a Cristo, ahora lo confesaba osadamente. Su relato del derramamiento del Espíritu Santo estaba concebido para estimular a sus oyentes a que abrazaran la fe de Cristo y se unieran a Su Iglesia. Aunque Pedro estaba lleno del Espíritu Santo y hablaba en lenguas conforme al Espíritu le daba que hablase, no pensó en dejar de lado las Escrituras, porque el Espíritu es dado, no para suprimir las Escrituras, sino para capacitarnos para entenderlas, aprobarlas y obedecerlas. A partir de este don del Espíritu Santo, Pedro les predica a Jesús: y la historia de Cristo. Les relata su muerte y sus sufrimientos, que ellos presenciaron unas pocas semanas antes. Su muerte es considerada como acto de Dios y de maravillosa gracia y sabiduría. De manera que la justicia Divina debe ser satisfecha, Dios y el hombre reunidos de nuevo, y Cristo mismo glorificado. En cuanto al acto de la gente; fue un acto de pecado y necedad horrendos en ellos. La resurrección de Cristo suprime el reproche de su muerte; Pedro habla mucho de esto. Cristo era el Santo de Dios, santificado y puesto aparte para su servicio en la obra de redención. Este hecho tuvo lugar según estaba profetizado y los apóstoles fueron testigos.
La resurrección no se apoyó sobre esto solo; Cristo había derramado dones milagrosos e influencias divinas sobre sus discípulos, y ellos fueron testimonio de sus efectos. Mediante el Salvador se dan a conocer los caminos de la vida y se nos exhorta a esperar la presencia de Dios y su favor para siempre. Todo esto surge de la creencia segura que Jesús es el Señor y el Salvador ungido.
En el libro de Los Hechos puede observarse que después del día de Pentecostés estos hombres mostraron denuedo en la predicación del mensaje. Pasaron de ser hombres intimidados a intimidantes, de inmaduros a sensatos, de temerosos a valientes, de imprudentes a sabios. Esa fue la labor del Espíritu Santo para que el mensaje de Dios fuera llevado hasta los confines de la tierra.
En esencia, en este discurso de Pedro tenemos dos puntos importantes. Primero tenemos el punto neumatológico, que tiene que ver con el ministerio del Espíritu Santo, y el segundo es referente al punto cristológico, que tiene que ver con el ministerio de Cristo. Los demás temas son secundarios.
Tres elementos tenemos en los 15 mensajes registrados después de la ascensión del Señor, comenzando con Pedro. Se reconoce el verbo, que es la Palabra, el carácter y la pasión con que el orador habla. Pedro habla enteramente bíblico y enteramente Cristocéntrico. También sale a relucir el carácter de Pedro. Con esos elementos a manos veremos el mensaje de Pedro lleno del Espíritu. El hombre bajo la unción del Espíritu no teme al hombre, solo a Dios. Pedro está predicando bajo la unción del Espíritu.
La predicación bajo la unción del Espíritu Santo está llena de la palabra inspirada por Dios. Pedro estaba lleno del Espíritu, lleno de la Palabra y lleno de Cristo. Era una predicación Cristocéntrica. Muestra valentía, coraje, carácter y conocimiento, algo nuevo que Pedro no tenía antes.
Con relación a la cruz tenemos dos lecturas. Una que vemos de manera horizontal, que vemos que los romanos y judíos clavaron a Jesús en un hecho horrendo y pecaminoso, pero la vertical, celestial, nos dice que Dios fue orquestando las circunstancias para que esto pasara porque tenía un plan de redención y salvación para beneficio de los hombres. La cruz tuvo el diseño de Dios.