Cuál será mi futuro eterno

El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Juan 3:18

 

Imaginemos por un momento esa memorable escena.Tres Cruces está levantada en una colina cercana a Jerusalén.A la izquierda ya la derecha están dos malhechores;y en el medio, a alguien de quien el juez dijo: “ningún delito hallo en este hombre”(Lucas 23:4).Su nombre, Jesús, figura en un letrero. El ángel había anunciado a María.”El salvará a su pueblo de sus pecados”(Mateo 1:21).


 

Llegó el momento de que el cumpliese la obra de salvación y suportase, en lugar de todos aquellos que creía en el, el juicio de Dios contra el pecado.Uno de los malhechores se suma a la burla general injuriando a Jesús,pero el otro le reconoce que Jesús no hizo ningún mal, y que ellos sufren el castigo que merecen. Este último discierne en Jesús aquel que debe reinar, y le ruega; “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.” La maravillosa promesa “hoy estarás conmigo en el paraíso” llega como respuesta inmediata su fe.

Este escena ilustra la condición humana. O uno se burla de Jesucristo, aunque sólo sea ignorando su bondad que nos “guía al arrepentimiento” (Romanos 2:4),o uno reconoce que él es el Hijo de Dios y deja en su mano su futuro.No hay otra alternativa

“El que cree en el Hijo (de Dios) tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el hijo no verá la vida sino que la ira de Dios está sobre el” (Juan 3:36)

El futuro eterno de cada uno depende de la actitud que se tenga con respecto a Jesús.