¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.(Romanos 8:35-37)
A veces el Señor nos deja pasar por dificultades para que nos demos cuenta hasta qué punto le necesitamos. Al ser alentados y fortalecidos por su amor, salimos de las pruebas con una nueva apreciación de la sabiduría y de la gracia de Dios.
Esto nos da la capacidad necesaria para comprender y ayudar a los demás. La madre de una niña que sufría retardo mental escribió lo siguiente: <<Habríamos considerado el handicap de nuestra hija como la tragedia más grande de nuestra vida, si por medio de ella no hubiésemos llegado con conocer mejor al Señor.
No podemos expresar nuestra desesperación cuando nos dimos cuenta de que nuestra nena no se desarrollaba normalmente. Pero esto nos hizo comprender un poco lo que debe experimentar nuestro querido Salvador cuando uno de sus hijos no se desarrolla espiritualmente como debiera.
El Señor sabe que si aceptamos las afilciones como algo que le permite para bien de nuestras almas, ellas nos enriquecerán como ninguna otra cosa podría hacerlo>>.
Cuando sobreviene la adversidad, guardémonos de revelarnos. Tener compasión de nosotros mismos, murmurar y amargarnos para que se detenga nuestro desarrollo espiritual. En cambio, una alegre sumisión y una profunda fe estimularán nuestro crecimiento, y las pruebas se convertirán en victorias.
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. (Romanos 8:38-39)